Hoy, leer los relatos del confinamiento nos sitúa de nuevo en una de las encrucijadas más complicadas que hemos tenido que vivir como sociedad en los últimos cien años. Esto que se resume en tan solo unas líneas, fueron muchos días de angustia para todas las residencias de nuestro país. La directora del centro DomusVi Nuestra Señora del Camino, en Valverde de la Virgen (León), arrancaba su relato con estas palabras “Todo comenzó cuando empezamos a escuchar en televisión la palabra “coronavirus”. Esto era tan solo el principio de lo que íbamos a vivir y no nos podíamos llegar a imaginar. Comenzaba la batalla, la guerra. Una segunda guerra para ellos, y una primera para nosotros. Y sí, nos fuimos a la guerra… pero sin chaleco antibalas”.
Durante el confinamiento desde ISENSI nos pusimos en contacto con las residencias de mayores de todo el país para interesarnos por su situación. Queríamos apoyarles en aquellos duros momentos y saber cómo estaban viviendo aquellas semanas de inmensa incertidumbre. Y les pedimos que escribieran sus pensamientos, negro sobre blanco. Ahora, desde una cierta perspectiva en el tiempo, queremos compartir algunos pasajes de aquellas historias que fuimos recibiendo desde toda España. Unos testimonios reales de cuidadores y residentes contados en primera persona.
“Comenzaban los síntomas, primeras derivaciones hospitalarias, confirmaciones de positivos… Y llegó, llegó ese día que no queríamos que llegara, esa primera llamada del hospital para comunicarnos el primer fallecimiento de un residente por COVID-19”.
En este relato, la directora del centro DomusVi Nuestra Señora del Camino habla sin medias tintas, y se refiere también a los medios de comunicación y al tratamiento de la información que se realizó en aquel momento: “¡Qué gran daño nos han hecho! La manera de la que han hablado de las residencias en general, se nos ha cuestionado como ningún otro sector. Sólo generaba desconfianza en los familiares hacia los profesionales, malestar en ellos y en nosotros, e indignación por lo que escuchábamos y leíamos”.
“Pasaban los días y no veíamos la luz al final del túnel. No nos podíamos venir abajo porque podíamos ser derrotados en cualquier momento y este equipo tan fuerte no se lo merecía. Ya tendríamos tiempo, en la soledad, de poder llorar en silencio”. Ahora, instalados en esta nueva normalidad que perdura en el tiempo, los cuidadores son conscientes que todavía no se ha escrito el final de esta historia. “Todo comenzó un 14 de marzo, y aún no ha acabado, pero continuaremos en la batalla sin ser derrotados”.
Míriam Arranz Bermejo
Directora de la residencia DomusVi Nuestra Señora del Camino