La Navidad es una época de alegría y felicidad. Un momento de reencuentro con nuestros seres más queridos, en el que compartimos con ellos aquello que nos une y nos hace sentir bien. O no.

Para las personas mayores que viven en una Residencia esto no es siempre así. Al ser preguntados, una amplia mayoría expresa que siente tristeza y nostalgia, ya sea por haber perdido algún ser querido o quizás por no poder celebrar la Navidad en familia. 

Nuestra personalidad, nuestros recuerdos, dependen en gran medida del sistema límbico cuya función está relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria. En el  cerebro permanecen las huellas de nuestras  vivencias. Se sabe que los pacientes con enfermedad de Alzheimer pueden experimentar estados de emoción prolongados que persisten mucho más allá de sus memorias declarativas sobre los sucesos que originaron la emoción.

Las fechas próximas a la Navidad se convierten en  potentes estímulos evocadores de recuerdos  para la  memoria, ya sean visuales como el engalanado de luces  en las calles, auditivos como los  villancicos, gustativos  con los productos navideños u olfativos  como el aroma a abeto. 

Según la percepción de cada uno, de la cercanía de una familia o red de apoyo más allá de la Residencia, este ambiente navideño se convierte para algunas personas en una auténtica pesadilla que puede desencadenar en un desequilibrio del ánimo conocido como depresión blanca o blues de Navidad siendo los adultos mayores quienes más la sufren. Sus síntomas pueden ir desde alteraciones del sueño, falta de apetito, nostalgia, tristeza, mal humor y estrés.

Las Visitas

Sin duda alguna el principal factor, clave a la hora de determinar cómo se afrontarán las Navidades, es la Familia. La visita de hijos, hermanos, sobrinos y, sobre todo, nietos inunda de alegría e ilusión a los residentes que las reciben. O la posibilidad de hacer una salida, ir al pueblo o celebrar las fiestas en casa de algún familiar, suponen una inyección de felicidad que llena de positivismo estas fechas.

Pero nosotros no dejamos de preguntarnos: ¿Qué podemos hacer en esos casos en los que no es posible tener cerca a la familia? ¿Cómo podemos convertir las Navidades en algo positivo para aquellas personas que no tienen muchas ganas de celebrarlas?

Las Residencias

En primer lugar los profesionales de los diferentes centros y residencias pueden realizar actividades con ellos, actuaciones musicales, talleres de cocina, bingos navideños, decoración especial… todo aquello que pueda conseguir que sientan que pertenecen a una familia, la Residencia. Apoyarlos y acompañarlos la mayor parte del tiempo para que estén entretenidos y, sobre todo, salgan de su rutina diaria con actividades diferentes.

También se puede recurrir a  terapias no farmacológicas  como los talleres de reminiscencia, musicoterapia, hidroterapia  etc. que promueven un aumento del bienestar personal. La tristeza es una emoción primaria que puede cumplir la función de reintegración   en este sentido puede ayudar a cohesionar a los mayores  que se encuentren en la misma situación así como  fomentar la comunicación dando lugar a conductas empáticas.

Los Familiares

Además, aquellos familiares que no puedan estar cerca de sus mayores, siempre pueden acompañarlos en la distancia. Gracias a las llamadas telefónicas o videollamadas, hoy en día podemos hacer que sientan que no están solos en estas fechas tan señaladas. 

Enviándoles cartas o incluso regalos a la Residencia les daremos una sorpresa inolvidable, es algo que les hace siempre mucha ilusión. Todos los seres humanos sentimos emociones positivas cuando vemos y sentimos que alguien ha pensado en nosotros desde el cariño, que por un momento hemos estado en su pensamiento.

Sea cual sea la situación de cada uno, queremos animaros a que disfrutéis de estas fechas tan entrañables y, sobre todo, que hagáis disfrutar a los demás. ¡A poder ser todos los días del año!

Desde Isensi queremos dar las gracias a Rosa Liñán, psicóloga de Parc del Clot y a Sara Medrano, terapeuta de Espacio 8, porque sin su desinteresada, experta e ilustrativa colaboración no habríamos podido elaborar este post. ¡Gracias!

Y a tod@s vosotr@s… ¡Feliz Navidad!

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